Odio a los taxistas, “tacheros” como vulgarmente se los llama, a decir verdad encuentro esa palabra bastante mas apropiada para adosar a continuación un adjetivo o construcción que me ayude a describirlos. Prejuicioso? No, en absoluto, los taxistas son seres despreciables, desde el momento de su vida en que eligieron ganarse la vida de esa manera, eligieron un camino de inmundicia y depravación, y a aquellos que me dicen que son taxistas porque no pueden ser otra cosa, y su situación económica los obliga, déjenme decirles, son taxistas porque quieren, ellos buscan ese laburo para sentirse mejor consigo mismos, para tomarse unos cafés en lugares remotos y putrefactos, rodeados de basura, lo eligen para que de vez en cuando se suba una prostituta linda, y fantasear, porque nunca van a pagar la suma necesaria, y después irse a un burdel de bajo presupuesto, lo hacen para atosigar a los pobres clientes con historias imaginarias que les pasaron a lo largo de su larga experiencia en las calles, experiencia que señalan con orgullo, para darles discursos de cómo las cosas en su época eran mejores, y cual sería el mejor político, y quienes no votan por él son unos zurdos vendepatrias. Todo esto es insignificante al lado de lo que tienen estos infrahombres como ritual máximo… Así es, estos seres diabólicos, que parecen haber sido engendrados en la peor pesadilla sarlica, tienen una forma suprema de desecrar la tierra y humillar a todo ser viviente, hace ya varios años accidentalmente lo presencié, y sentí como mi alma se desprendía de mi pecho con una violenta sacudida. Estaba vagando, caminando para despejar mi mente de algún episodio que ya perdió importancia, cuando entro en los bosques de Palermo, eran cerca de las 3 de la tarde, el calor me hacía transpirar torrentes de agua, como normalmente pasa en los veranos de Buenos Aires, vagaba sin rumbo, con el único objeto de liberar la mente, cuando, metiéndome por un pasaje desconocido, encuentro un pequeño grupo de taxis estacionados, sigo caminando sin darle mayor importancia, cuando encuentro a los conductores, reunidos en torno a una mesa plegable, con sillas plegables, tomando sol en variados estilos de ropa interior, hasta el hombre mas valiente hubiera perdido coraje ante semejante visión, y hubiera estado muy justificado. Yo titubee, pero mi mente, tal vez nublada por semejante atrocidad, tal vez siguiendo una lógica precaria, me dijo que siga adelante, esquivando la ceremonia corrupta, pero adelante. Me adentre más y más en los bosques, volver atrás ya no era una opción, pronto encontré mas grupos de demonios, corrompiendo la naturaleza de la forma ya descrita, traté de ignorarlos y seguir caminando, pero de golpe llegué a un claro, y entonces lo vi, un verdadero santuario de corrupción y decadencia, cerca de 50 taxis estacionados, y sus conductores desparramados por las inmediaciones tomando sol semidesnudos… Se me heló la sangre, hice un esfuerzo supremo para no caer de rodillas y vomitar, empezó a bajarme la presión, la vista se me nublaba (creo ahora que fue un mecanismo de defensa para protegerme de semejante visión). Mi mente empezó a escapar de la escena, recuerdo algo, muy borroso “operación Ángel vengador, traigan el maldito napalm!!!” El hecho es que después de estar inmóvil por unos 10 o 15 minutos empecé a correr, corrí hasta dejar ese funesto espectáculo, pero hasta el día de hoy tengo pesadillas.
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1 comentario:
Buen material Arti, acabo de ver Zitegeist y quede quemado y ligeramente paranoico
Hay un par de cosas de la peli que estan un toque tiradas de los pelos, pero es buena.
Te tengo una encuesta a ver que dice la gente
Que es el ornitorrinco
1) Una cruza entre una ardilla y un pato trastornados
2) Patos que son parcialmente digeridos por un cocodrilo, y misteriosamente escapan
3) Un invento de isleños excentricos
4) Los próximos dueños del mundo
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